viernes, 14 de agosto de 2020

EN BUSCA DE MI DESTINO. CAP 2

La maldición del hereje

Tenía mis manos y mi espada manchadas de sangre de los sabios, aturdida por la atrocidad que acababa de cometer vi la cara de espanto de Leona, que miró incrédula toda la escena que acababa de pasar, llorando se acercó a los ancianos y cogió a uno entre sus brazos, estaba suspirando su último aliento.

-¡¡Asesina!! - me gritó con furia

Retrocedí confusa y respirando agitadamente.

- No me dieron opción - me defendí - iban a matarme, yo... no quería que esto pasara... yo... - pero entonces oí los gritos de los guardias que venían desde todas las partes de la ciudad a por ella

Salí del santuario corriendo y crucé las calles entre lágrimas, tenía que huir al bosque, volver al templo y buscar a aquel hombre, buscar a mi gente, a los Lunari.

Me interné en el frondoso bosque de nuevo, ahora a plena luz del día era más fácil orientarse y esquivar los obstáculos, escalé unas rocas para tener una vista panorámica del lugar. Vi como el bosque rodeaba toda la montaña y cuanto más alzaba la vista más blanca se veía la cumbre por el manto de nieve y hielo que la cubría, la arboleda también revestía los montes cercanos y más abajo se hallaba la ciudad de los Solari y un pequeño lago, las personas apenas eran puntitos distinguibles desde aquella distancia. Más allá de la ciudad solo había yermo, un páramo rocoso, áspero y árido que se extendía más allá de donde alcanzaba la vista.

Me quedé allí sentada a la sombra de una roca durante largos minutos, reflexionando sobre lo que había hecho y que camino tomar a partir de ahora. Miré mis manos, me temblaban levemente, retiré la sangre seca que aun tenían. Cerré los ojos y dejé caer unas lágrimas, pensando en lo que iba a dejar atrás y en Leona, a quien seguramente no podría volver a ver.

jueves, 6 de agosto de 2020

CAZAR O SER CAZADO PARTE 7

5:36

Durante unos segundos hubo un silencio abismal, tan abismal como la calma en el ojo del huracán, de repente, un estruendo ensordecedor hizo temblar las paredes del edificio, todas las estructuras de metal de la ciudad bajo Piltover vibraron por la explosión que había sucedido arriba, empezaron a mezclase con los gritos de miedo e histeria colectiva. Algunas estructuras caían y se derrumbaban sobre Zaun.

El edificio no parecía estable, como en un terremoto los muebles de la habitación empezaron a temblar. Primero cayeron unas vasijas y jarrones que decoraban el armario, en cuanto empezaron a estrellarse contra el suelo aparté a Jinx de su lado arrastrándola del perchero al que estaba amarrada. El armario terminó tumbándose también, así que hice bien en alejarla de él para que no la aplastara.

Cuando parecía que todo había parado de temblar intentamos movernos hacia la puerta, pero no fue una buena idea, el edificio había sufrido daños y amenazaba con caerse el techo sobre nuestras cabezas.

-Tenemos que salir de aquí o se nos caerá el edificio encima - declaré seria
-Noooo, no quiero separarme de Espinas “no te preocupes por mi querida, es mejor que le hagas caso a esta señorita”; ¡Cállateeee! - dijo pataleando a la pared, obviamente ignoré sus comentarios de zumbada

La cogí de las ataduras soltándola del perchero y la volví a sujetar con las manos a la espalda, tiré de ella para arrastrarla fuera del edificio. Nos movíamos deprisa evitando los ladrillos que amenazaban con aplastar nuestras cabezas, así como el vaivén de los muebles y decoración del hotel. Casi no quedaba ningún cuadro bien enganchado a la pared. Cuando íbamos a salir por la puerta principal retrocedimos porque la planta superior empezó a derrumbarse sobre la entrada, cambié de ruta hacia el comedor para intentar salir por la puerta del servicio. A pesar del desorden no fue difícil encontrarla, esta vez si pudimos salir, aquella puerta daba a un callejón oscuro y maloliente.