miércoles, 11 de marzo de 2015

LOCA EXPLOSIÓN - CAPÍTULO 1

Amigos de enemigos


Una melodía estridente me despertó, me llamaron por el móvil, vibraba y sonaba sobre la mesita de noche, descolgué al tercer timbrazo, no llegué a acercármelo a la oreja al ver la imagen de Kayle en un holograma, batía sus alas suavemente. Me sienté en la cama pesadamente.

<< He dormido demasiado, parece que acabe de despertar de un sueño que haya durado cien años, ¿así se debió sentir la bella durmiente al despertar de su largo sueño? >>

- Diana, tengo una nueva misión para ti – me comentó seriamente Kayle
- ¿De qué se trata esta vez? ¿Morgana ha vuelto?
- No, mi hermana aún se encuentra en paradero desconocido – baja la cabeza y hace una breve pausa, después la alzó de nuevo y continuó hablando – se trata de Jinx, ¿la conoces?


Pienso unos segundos antes de contestar.

<< ¿¡Cómo no conocerla!? Es una conocida delincuente en Piltover, ha sido arrestada varias veces por delitos menores, como peleas, vandalismo, desorden público, etc. >>

- Si, la he visto en varias noticias, pero que yo sepa nada relevante, después de estar un par de días en los calabozos ya está fuera…
- Pues esta vez ha ido a más – afirma – hemos descubierto que es la cabecilla de una mafia que trafica con explosivos y armas – le miro sorprendida y siguió hablando – ayer por la tarde hizo explotar la estatua del rey Jarvan III en la plaza mayor de Demacia, y desapareció entre el humo… por eso ahora está en busca y captura por terrorismo por las autoridades piltoverianas y demacianas, pero está en paradero desconocido, aunque sospechamos que alguien le ayuda a esconderse en Noxus…

Mostré más cara de sorpresa con cada palabra suya.

-… ciertas fuentes rumorean que la han visto paseándose por Noxus, tu deber será confirmar esos rumores y encontrarla, no sabemos si está conspirando para otro ataque – apreté los labios formando una fina línea
- De acuerdo
- Infórmame de los avances, adiós – oí un click al otro lado de la línea y desapareció el holograma de su figura

<< Ahora que lo pienso, no he encendido el televisor desde el viernes por la mañana cuando nos fuimos a la casa rural, y ayer cuando llegué estaba tan cansada que me acosté sin cenar ni nada, y prontísimo… es normal que no me haya enterado antes…>>

No cerré el teléfono sin llamar antes a Zed para avisarle de la llamada de Kayle, un par de horas después habíamos quedado en un bar céntrico de Noxus. Me di prisa en ducharme y comer algo << no quiero que me vuelva a echar la bronca por llegar tarde>>.

Noxus era una de los estados más extensos de Runaterra, su capital, el Bastión Inmortal era una gran ciudad fortificada signo de fuerza, conquista y poder. La atmósfera oscura, la ambición desmedida de sus gentes y la brutalidad con la que actuaban hacía de ella un lugar peligroso para vivir para el resto de gente de otros estados, es mas tenían la guerra declarada con Jonia y Demacia. El bar se encontraba  una de sus callejuela de un barrio marginal, allí deambulan a sus anchas criminales y delincuentes de todo tipo; estafadores, ladrones, asesinos, etc. << No es un buen lugar para perderse…>>

Llegué antes de la hora acordada y entré en el bar, observando mí alrededor con cautela. No quería levantar sospechas ni llamar la atención, así que me pedí una cerveza en la barra mientras esperaba a Zed, me integré en el ambiente aunque intentaba no mirar directamente a nadie.

Me atendió una camarera joven con pelo corto y grisáceo, llevaba un gracioso delantal con dibujos de zanahorias. Me sirvió la jarra de mala gana y se dio la vuelta en dirección a la cocina, alguien de dentro le gritaba una comanda.

<< Lo de ser amable creo que nadie lo enseña aquí, ¿no?>>

Di un sorbo a la jarra y miré a la muchedumbre de mí alrededor mientras me relamía los labios para quitar la espuma.

A mi lado había una chica pelirroja, embutida en ropajes de cuero, jugueteaba con una daga rotándola sobre su dedo índice, hablaba con un hombre fornido que sostiene una pesada hacha de doble filo. De repente volvió el cuello hacia mí y le miré fijamente a los ojos, una larga cicatriz le cruzaba el ojo derecho, bajé la mirada porque parecía incomodarla.

- ¿Y tú que miras? – preguntó la muchacha de forma arisca, me miró malhumorada pero no respondí

Se volvió cuando alguien le llamó desde la mesa de billar, respondiendo al nombre de Kat, le gritó un “¡ahora voy!” y lanzó la daga a una diana con fuerza, acertando en el centro, el tablero tembló por el golpe y cayeron algunos dardos de ella.

El local estaba abarrotado de gente variopinta y peculiar. El hombre que había llamado a la pelirroja era también musculoso, de rasgos parecidos al del hacha, aunque con la característica de tener un bigote, jugaba al billar junto con una mujer extraña, pues tenía la piel de un tono añil y el pelo rosado, casi fucsia, se contoneaba de lado a lado de la mesa con un movimiento de caderas muy marcado, aunque manteniendo la elegancia y sensualidad.

En una de las mesas cercanas a la barra había un hombre cojo sentado, apoyaba el bastón en la silla, un cuervo le acompaña apoyado en su hombro (<< si, en plan pirata jajajaja>>), estaba solo tomando una copa de vino tinto mientras leía una revista. También había un hombre muy grueso sentado al final de la barra, estaba tan borracho que se había quedado durmiendo la mona sobre el mostrador con la jarra de cerveza sujeta. Por último en otra mesa había una pareja jugando a las cartas, la mujer, alta y esbelta y un hombre también alto que adornaba su largo cabello con un sobrero, me entretuve observando sus movimientos en el juego.

Detrás del hombre apareció de la nada una mujer igual que la que estaba sentada, como una gemela, espiaba las cartas del contrincante y le chivaba con señas (usando los dedos) la baraja a la tramposa maga.” Yo observé la escena divertida.

<< Esto va a acabar mal>>

“Es la hora de mostrar la jugada de naipes, el hombre sonrió << supongo que piensa que va a ganar>>, pero la cara le cambió bruscamente cuando la mujer echó sus cartas y ganó la partida. Este se encolerizó, el clon desapareció a sus espaldas sin que aparentemente el hombre del sombrero se percatara.

- Eres una maldita tramposa – le acusó - ¿Crees que porque uses sucios trucos me has ganado? ¡Puta estafadora!, a mí nadie me gana en este juego
- Te he ganado limpiamente, dame el dinero de la apuesta – replicó sonriendo  perversamente – me quiero comprar un bolso nuevo – rio

La pelea aumentó de nivel, la pareja comenzó a forcejear, ella le escupió y el hombre asqueado y cabreado se limpió la cara con la mano y acto seguido la empujó, esta a su vez tropezó con el hombre del bigote que estaba jugando en el billar y le hizo errar la tirada. Soltó un improperio cuando la bola salió volando por la estancia, cruzó todo el bar hasta que cayó en la cabeza a uno de los borrachos de la barra, golpeándolo. La sucesión de consecuencias continuó, era como un efecto mariposa a pequeña escala. El beodo, enfurecido, cogió la botella vacía de ginebra de su lado y le atizó un botellazo en la cara al señor que tenía detrás. 

Todo sucedió muy rápido, era una escena muy cómica, una pequeña disputa de cartas se ha convertido en una pelea a gran escala en la que intervenían la mayoría de los presentes, unos luchaban y otros animaban y  vociferaban a los combatientes, algunos de la barra se unieron a la riña, no se podía distinguir un brazo de una pierna entre tanto enredo y caos, el resto de clientes huyeron despavoridos del garito. De repente alguien tiró de mi brazo.

<< ¡No quiero entrar en la pelea!>>

- ¡Suéltame! – giré la cabeza y descubrí a Zed
- ¿Empiezas la diversión sin mí? – preguntó contento
- No… – no terminé la frase

Se oyó un fuerte disparo a mis espaldas, instintivamente busqué la herida, aliviada comprobé que el disparo no iba dirigido a ninguno de nosotros dos. Tan solo temblaba la luz de una bombilla en una lámpara del techo cercana, la han roto del balazo. Me giré y descubrí a la camarera armada con una escopeta apuntando hacia el techo.

- ¡Silencio ya, coño! Relajaros un poco, las peleas fuera – señaló la puerta con el dedo enfadada

Los alborotadores empiezaron a salir a empujones del local, la camarera iba a seguir con sus tareas instantes después cuando…

- ¡Bravo! ¡Bravo! – gritó Zed aplaudiendo
-¡Zed! – le grité alarmada, le estiré del codo para que parara de aplaudir
- ¿¡Encima pitorreo!? – Preguntó enfadada la camarera, Zed sonríe burlón - ¡Vosotros dos! – Dijo señalándonos - ¡Fuera también! – nos gritó con el ceño fruncido
- Bien hecho… – le dije con sarcasmo mientras salimos – ¿a qué ha venido eso?
- Creo ambiente – le miré extrañada – es más fácil conseguir información si piensan que somos de confianza, para ello hay que ser como ellos – me explicó
- Hacernos amigos del enemigo… – Zed asintió – me gusta tu estrategia, aunque podríamos simplemente habernos metido en la pelea, ¿no?
- Mejor así, hemos llamado más la atención, y hemos salido ilesos, no me gusta tener un ojo a la funerala – replicó
- Pues si casi siempre llevas la cara tapada, que mas te da - reí y rápidamente cambié de tema ante de que replicara - Bueno, ahora hay que pensar en cómo seguir el plan…  – contesté

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