jueves, 17 de septiembre de 2020

UN PROPÓSITO MÁS GRANDE - CAPÍTULO 1

Nueva misión


Kayle nos había llamado de nuevo a la base. Había disfrutado de una pequeñas vacaciones después de toda la movida de la explosión de Piltover y la exhaustiva búsqueda para encontrar a Jinx, pero, tocaba volver a la rutina del trabajo.

Llegué como siempre apurada de tiempo, cuando ya estaban todos reunidos a falta de la jefa, Zed como siempre me guardaba un hueco a su lado. Me guiñó un ojo cuando me acerqué.

- Vamos tardona.. - sonrió, yo apreté los morros avergonzada y devolví la sonrisa

Justo en ese momento apareció Kayle por el arco de la puerta con sus alas plegadas y sus andares elegantes aunque enérgicos, subió a una plataforma con un proyector justo delante de nosotros y todo el mundo se calló. Colocó sus manos sobre la balaustrada de metal.

- Buenos días compañeros, espero que hayáis descansado todos desde vuestra última misión. Se que han sido pocos días, pero la justicia no descansa - se encendió la pantalla a su espalda y ella se apartó a un lado para que pudiéramos ver. 

Apareció un objeto pequeño, más pequeño que un puño, era esférico y de un plateado muy brillante, además de cóncavo por el centro, también poseía incrustaciones de piedra lunar por el borde y ónice negro en el centro dibujando una luna creciente. Parecía tener una cadena engarzada como si fuera un medallón <<¿Será eso lo que creo que es? se parece a algunos de los objetos del libro que vi en el templo>> . Kayle continuó hablando.

 - Nuestros investigadores han encontrado la existencia de esta pieza en numerosos libros, pero hasta ahora no sabían su utilidad o donde podía encontrarse - dijo señalando la fotografía que se proyectaba en la pantalla - Esta es la reliquia Lucidum Lunae, se dice que es un potente canalizador de la energía proveniente de la luna, puede captar la luz, retenerla y dispararla como un potente haz de luz capaz incluso de derretir el carbono puro, es decir a más de 3500 Cº.  - << ¡Lo sabía! No podía equivocarme con esto, seguro que es como el del libro... es de los Lunaris>> - algunos de vosotros habéis sido seleccionados para ir a buscarlo y dejarlo a salvo aquí para estudiarlo, queremos saber más de esta tecnología.. además evitaremos que caiga en malas manos - miró a todos los presentes atentamente - Zed, Nicole y  Marcus os he escogido para esta tarea, acercaos para daros detalles sobre cómo proceder en la misión, el resto podéis retiraros - sin reproches el restó se retiró después de realizar un marcial saludo, todos salvo yo.

Se me cayó el alma a los pies, miré a Zed desesperada, aunque él no sabía de mis auténticas motivaciones. Tenía que convencer a Kayle de que me dejara ir, yo era la persona más idónea para ese encargo, estaba destinada a ello. También sería mi oportunidad de saber más sobre los Lunari e intentar encontrarlos. Cuando el resto de reclutas se retiró me acerqué decidida a Kayle antes de que diera explicaciones a los elegidos.

- Disculpe, sé que no me ha seleccionado para la misión pero me gustaría unirme a ella, nací en una aldea del monte Targon y hasta que vine a la ciudad he vivido allí, estuve sobreviviendo durante semanas en la montaña, subsistiendo en solitario - Kayle parecía no tener interés en mis explicaciones, tuve que decir más de lo que me hubiera gustado - durante ese tiempo vi un templo, dentro había un libro sobre un pueblo que adoraba la Luna, los Lunaris, allí aparecían objetos parecidos a ese - aunque omití que allí conseguí mi arma y armadura, Kayle pareció interesarse más pues abrió los ojos mucho al decirlo esto último - sé que no llevo aquí tanto tiempo como mis compañeros, pero de verdad creo que soy competente para realizar esta tarea y tener éxito
- Esta bien - dijo algo rígida - supongo que será más fácil orientarse si conoces el terreno, bien acércate al resto, os aclararé algunos pormenores - eché un paso atrás para ponerme a la altura de mis compañeros, al lado de Marcus, a los chicos no pareció importarles que me uniera a ellos, Nicole sin embargo me miró con cierto desprecio, una pequeña mueca en su boca y un sutil cambio en una arruga de su frente apenas perceptible << ¿Qué le habrá molestado?>>.

Kayle cambió de diapositiva en la pantalla mostrando un mapa topográfico del monte Targon, se aclaró la voz.

- Este medallón parece ser que ciertos colectivos religiosos que adoran la Luna lo utilizan en sus ceremonias y en las fiestas, aunque no sabemos muy bien como lo usaban. Tampoco sabemos si estos pueblos existen aún o ya se han extinto. Los libros lo ubican en un templo de esta facción que se encontraba al sur del monte Targon, esta tierra siempre ha sido salvaje e inhóspita para la gente de ciudad como nosotros - me miró con curiosidad, supongo que recordando lo que le había dicho sobre mi anterior vida - tan solo dan unas breves indicaciones sobre el cielo nocturno y la posición de ciertas estrellas respecto a la luna  para encontrar el templo - todos menos yo miraron con cierta duda a nuestra comandante - por ello se os proporcionará walkie-talkies satelitales, un mapa estelar y un mapa topográfico de la zona como este - dijo apuntando a la diapositiva - además de armas, víveres para tres semanas y munición - hizo una breve pausa - seguramente el templo esté en ruinas - continuó - porque los helicópteros no han conseguido encontrar ninguna estructura por la zona, la vegetación es densa y la nieve cubre la mayor parte de la cumbre. Os daremos apoyo aéreo por si necesitáis ayuda urgente, pero intentad investigar por vuestra cuenta, esta misión será larga y pondrá a prueba vuestras habilidades de supervivencia. En el mapa tenéis apuntado el territorio de las tribus que viven por allí, deberéis de tener cuidado pues algunos son hostiles - nos miró atentamente - ¿todo claro?
- Si comandante - gritamos al unísono
- Entonces podéis retiraros y prepararos, empezaremos esta tarde - rompimos filas solo cuando Kayle desapareció por el arco de la puerta

Marcus y Nicole se dirigieron a la armería para prepararse, yo iba a acompañarlos cuando Zed se interpuso en mi camino reteniéndome.

Fantasmas del pasado


- Espera Didi - no solía oír a Zed llamarme con mi diminutivo, aunque no me disgustaba, Syndra tenía la manía de llamarla Moony cariñosamente - tengo que hablar contigo
- Tu dirás - le sonreí y levante los hombros desconcertada
- Sabes que hace ya casi dos años que te conozco, desde aquel día que Syndra y yo te encontramos en el bosque - movía la cabeza interesada, aunque no me gustaba el color que iba a tomar la conversación - nos dijiste que venias del Monte Targon, pero nunca nos contaste porque te fuiste de allí...jamás te lo hemos preguntado porque te incomodaba, pero...
- No te andes con rodeos, ¿Qué quieres preguntarme? - dije tajante, Zed apretó los labios
- Solo quiero saber si has pedido que te acepten en esta misión por algún motivo personal relacionado con tu pasado, ¿Qué te pasó?
- ¿En qué influiría mi respuesta? - debía sopesar si podía contárselo o no, si debía decirle todo o solo una parte - ¿irías a decírselo a Kayle si hubiera algo de mi historia que no te gustara?
- No, nunca hablaría con nadie algo que me has confiado, aunque fuera un secreto inconfesable, ni siquiera a Syndra...vamos somos amigos, ¿Cuántas veces me has salvado la vida y yo a ti? Creo que deberíamos confiar ya lo suficiente el uno en el otro...¿tan malo es lo que me puedes contar?
- Si - respiré hondo - pero te lo contaré. Tienes razón, debo confiar más en ti, me has demostrado más en dos años que otras personas en toda una vida - vi gente pasando de un lado a otro por la habitación y más agentes en el pasillo charlando, algunos giraron la cabeza hacia nosotros curiosos - pero vayamos a otro sitio más íntimo, lejos de miradas y oídos indiscretos...

Caminamos a paso acelerado hacia el exterior del recinto, estaba todo rodeado de hermosas zonas ajardinadas. Me acerqué entonces a un banco algo retirado con un gran árbol ornamental a sus espaldas, nos sentamos. Miré arriba embelesada por el movimiento de las hojas, que bailaban al son de la brisa, respire hondo y comencé a hablar.

- No sé si conoces alguno de los pueblos y tribus del monte Targon... - Zed no dijo nada - crecí en una aldea Rakkor, una de las varias tribus del Último Sol que rodean el monte Targon, pero yo era una forastera. Siendo un bebé unos cazadores Solari me encontraron enrollada en una manta en brazos de mis padres, congelados en aquella tierra gélida y tan poco acogedora... me cuidaron y criaron como a uno más de ellos, sometiéndome a un riguroso entrenamiento tanto físico como religioso, como cualquier otro practicante de la fe solari... pero siempre me he preguntado el porqué de su devoción y el razonamiento detrás de sus creencias... no sé cuántas noches me pasaría en vela leyendo intentando comprender y solo obteniendo más preguntas sin respuesta... libros incompletos,  capítulos enteros arrancados de los libros... cualquier referencia a la Luna se había perdido - hice una breve pausa - o lo habían hecho desaparecer... recibí severos castigos cando intenté preguntar al respecto

Zed empezaba a mirarme sin comprender el trasfondo de toda aquella historia, continué.

- ...unas cuantas semanas antes de que me encontrarais descubrí un templo en mitad del bosque, cuando me desvelé durante la noche lo vi brillar en la distancia y no dudé en salir a buscar aquel lugar - me retiré unos mechones de pelo que se habían escapado de la oreja, colocándolos detrás de las diademas - lo que vi allí me dejó maravillada, encontré mi armadura y mi espada, brillantes como la plata... también había grabados en las paredes de Solaris y Lunaris compartiendo, conviviendo y trabajando juntos... y un libro.. este contestaba a algunas de mis preguntas, hablaba de un pueblo que profesaba su fe por la luna, pero no como enemigo de los Solari, sino una fe que se complementaba 

Decidí omitir la visión del hombre, pues no sabía si realmente había estado allí o había sido producto de mi imaginación.

- ...me lo llevé para enseñárselo a mi maestro, en el templo, demostrarle que se equivocaba y que me había castigado sin motivo. Sin embargo su respuesta fue más dura que un simple castigo, me acusó de herejía y blasfemia, me apresaron y me condenaron a muerte por ello - mis ojos comenzaron a enrojecerse de ira y rabia al recordar ese día - invoqué el poder de la Luna y algo se apoderó de mi ser... solo dejé a mi paso una estela de muerte, después de aquello esa presencia desapareció y entonces hui de allí sintiéndome culpable y como una criminal, intenté volver al templo, pero la ruinas no aparecieron. Finalmente decidí emigrar, quiero encontrar a los Lunaris, rellenar los huecos en la historia, despejar las incógnitas...lucho por entender mi poder y mi propósito en este mundo. Sabes... - miré a Zed, el me devolvió una mirada seria aunque comprensiva
- Dime 
- Desde aquella noche ya no me siento del todo humana, lo que fuere que me poseyera me ha dejado una marca - dije señalando mi frente - y me ha dado poderes, la Luna me da poder... - volví a mirar a Zed seria - ahora que sabes todo esto, ¿me denunciarás? ¿Dirás que soy una asesina?
- Igual que la Luna la mayoría de los hombres o mujeres tiene un lado oscuro, secretos inconfesables que harían temblar al más valiente, yo los tengo, no se quien eras antes de esa noche, pero se quién eres ahora. He conocido muy pocas personas en mi vida tan honestas y buenas, y suerte de mi las mejores vivís juntas y sois buenas amigas. No soy quién para acusarte o perdonarte por tus actos pasados, pero si fuera tu consideraría esa deuda pagada
- Gracias - dije simplemente, me sentía un poco más liberada de mi carga después de revelar mi oscuro pasado a mi amigo

Zed me dio una palmadita en la espalda en señal de apoyo.

- Anda, volvamos dentro, deben preguntarse dónde nos hemos metido y tenemos que prepararnos...
- Claro - nos levantamos y volvimos dentro del edificio junto al resto de compañeros

Targon no perdona


Más tarde, a la hora acordada, ya preparados subimos al helicóptero que nos llevaría al monte Targon. Íbamos ataviados con ropa abrigada de color grisáceo y blanco pues en aquel monte la mayor parte del año estaba cubierto de nieves y glaciares, solo durante el período estival se suavizaban las temperaturas, pero hacía ya un par de meses que había quedado atrás. El tiempo que había estado allí en el pasado había sido principalmente durante la primavera, aunque la primeras semanas aún eran de invierno y a causa del frío fueron días bastante duros. Sin embargo ahora las inclemencias del tiempo iban a ser más difíciles de sobrellevar, los inviernos eran insoportables en el monte Targon, aunque íbamos mejor preparados esta vez. Estaba mejor entrenada. Mi arco era mil veces mejor que el que me construí en su momento y la ropa era mucho más cómoda y cálida.

El helicóptero nos dejó tan cerca como pudo de la cumbre, pero las paredes escarpadas y la espesura del bosque no dejaban mucho espacio para aterrizar, finalmente encontró un claro apartado en el valle donde tomamos tierra. Ataviados con nuestras mochilas emprendimos el largo camino hacia la cumbre en busca del susodicho templo <<no creo que sea el mismo templo en el que estuve... allí no vi ningún objeto como el que describen, tampoco se corresponden las coordenadas, el templo y mi antigua tribu está en la otra ladera del monte...>>.

En cuanto el helicóptero levanto el vuelo nos pusimos al trabajo decidí reunir a la cuadrilla para pensar en una estrategia y contrastar opiniones. 

- ¡Eyyy, chicos, venid! - grité con iniciativa - dejad lo que estéis haciendo y acercaos aquí un momento porfa... - oí quejas por parte de Nicole viniendo << Desde luego no le debo de caer bien, tampoco hace nada por ocultarlo>>.
- ¿Qué pasa Didi? - dijo Zed.
- Gracias - sonreí - solo quería asegurarme de las funciones que va a hacer cada uno ahora, pronto se hará de noche y urge preparar el refugio... 
- Obviamente eso íbamos a hacer hasta que nos has interrumpido - replicó Nicole con cierto retintín, arrugué el entrecejo molesta por su tono, aunque no dije nada.
- Bueno, solo quería asegurarme - miré a la chica seria.
- Estaba despejando esa zona de ahí - señaló Marcus - para la hoguera...
- Esta bien - dije algo avergonzada, me sentía como una idiota - siento haberos importunado, veo que todos tenéis bien claro lo debéis que hacer. No os robo más tiempo, podéis seguir...
- No te jode... como si necesitáramos tu consentimiento... anda que... - Nicole puso los ojos en blanco ignorándome y dio media vuelta para volver a sus quehaceres, miré a Zed.
- Iré a por leña para hacer fuego, esta noche hará bastante frío - me acomodé la capucha con forro polar para cortar el viento que me estaba helando las orejas - hasta luego, estad atentos al walkie por si acaso
- ¿Quieres que te acompañe y te ayude? - contestó Zed, yo negué con la cabeza.
- No hace falta, mejor vigila la zona, que esté despejada de bestias y que no haya cerca ninguna patrulla de rakkorianos... - miré a Nicole, esta estaba enfrascada con los pilotes de la tienda de campaña que estaba montando, Zed se acercó a mi oreja susurrándome.
- No te la tomes en serio, es una idiota... - reí entre dientes - se cree muy diva porque quedó de las primeras en las pruebas de acceso... pero sabes... Marcus quedó mejor
- Eso no me consuela, es obvio que Kayle os eligiera a vosotros, yo no tuve que hacer ninguna prueba física para acceder, solo entré porque necesitaban más efectivos y no tenían tiempo
- Pero sigues aquí, además Kayle te a dejado venir... así que tan mala no debes de ser - sonrió - si no  fuera así habría prescindido de ti igual que ha excluido a otros de la academia - se acercó más - entre nosotros... yo creo que lo de Nicole es envidia, ella se tuvo que esforzar mucho para conseguir la plaza y todavía no ha tenido ninguna misión importante que yo sepa y en cambio tu ya eres una heroína, has conseguido grandes méritos...

Lo que me había dicho mi amigo me dio en que pensar, Zed me miró levantando las cejas y se fue a explorar tal y como le sugerí. Observé entonces a Nicole que trabajaba con esmero y eficientemente... parecía que quisiera impresionar a alguien o simplemente ser la mejor en todo. Me dio pena que su esfuerzo no hubiera sido valorado. Nuestras vistas se cruzaron, me dedicó una mirada que destilaba odio <<realmente me odia, es difícil compadecerse de ella...>>.

Volví un par de horas más tarde cuando apenas llegaban los últimos rayos de sol, el bosque se había convertido en un cúmulo de sombras.

-Ya era hora de que aparecieras - comentó Nicole despectivamente - anda trae eso - me quitó de las manos uno de lo los troncos que acarreaba haciendo que se me cayera otro de las manos - patosa... - dijo por lo bajo - nos estábamos muriendo de frío, se va  a ahogar la hoguera como no le eche un tronco rápido 

Me mordí el labio rabiosa y recogí las ramas tiradas, acto seguido me acerqué a la hoguera a calentarme, empezaba a dejar de sentir nos dedos. Deje caer la pesada bolsa que transportaba con el resto de ramas y troncos, así como el hacha del cinto. Me senté junto al resto en el suelo al calor del fuego, miré las llamas embelesada. Una brisa helada me recorrió la espalda haciendo que me estremeciera, miré en la dirección de la corriente, la bruma estaba invadiendo el valle como una mano extendiendo sus largos dedos entre los árboles. No tardaría en llegar al claro, en pocos minutos ya no verían ni lo que se tiene delante aún con la luz más potente.


- Mañana seguramente deberemos emprender la marcha y buscar un refugio seco en una cueva, se avecina tormenta.
- Pero si esta la noche despejada, no se ve una sola nube - protestó Marcus - mira la luna que bella y reluciente - miré al astro apenada
- ¿Notas la humedad en el ambiente? ¿Ves la niebla que se acerca desde el norte? Es tiempo de lluvias en Targon, las brumas anuncian lo que está por llegar - moví mis dedos alrededor de la hoguera para que entraran en calor, busqué los guantes en el bolsillo lateral del pantalón - esta noche evitad salir de la tienda, la niebla será muy espesa y es fácil perderse.
- Brrr - se quejó Nicole - Diana, no hace falta que nos aconsejes tanto, no somos críos, ya sabemos lo que debemos hacer... además quién te ha puesto al mando - estallé, asqueada y enfurecida me revolví hacia la chica.
- ¡¿Pero qué coño te pasa conmigo Nicole?! Me tienes harta con tus pullas... Solo intento hacer las cosas bien y esforzarme por hacer equipo con vosotros y tu no haces más que menospreciarme y poner trabas - alcé el tono casi gritando - si tienes algún problema conmigo háblalo y lo solucionamos, pero no andes jodiendo porque no haces ningún favor a la unidad del grupo
- Pues claro que tengo un problema contigo - la muchacha estalló -  llevas en la academia unos cuantos meses y por un golpe de suerte te has quedado sin necesidad de probarte como guerrera y encima te asignan a misiones importantes mientras el resto de tus compañeros hace papeleo... y además te pavoneas por la academia como si fueras una reina - levantó las manos alterada - ¿qué? ¿se te ha subido a la cabeza la fama con eso de haber atrapado a Jinx?
- ¿Pero qué dices? En ningún momento me he querido llevar el mérito de nadie, y además, no deberías menospreciar el trabajo de tus compañeros, sin ellos no podríamos haber conseguido atrapar a Jinx. En cuanto a lo de la plaza... si tienes razón, la conseguí por unas circunstancias que me hicieron necesaria, pero no por ello soy menos válida que tú para el puesto, precisamente por eso tengo que probarme todos los días para asegurar a mis superiores que valgo para estar aquí, no quiero que me echen la patada si me equivoco... - me aclaré la voz  - y yo no pedí ninguna de esas misiones, me la asignaron
- Igual que esta, ¿no?... imbécil - masculló
- Nicole vamos, tranquilízate, aquí todos queremos ayudar y conseguir ese amuleto cuanto antes para volvernos - fue a tranquilizarla pero esta le dio un empujón y se fue cabreada hacia su tienda
- Mejor será irse a dormir ya ahora que aún se ve por donde se pisa.. - aconsejé - a ver si mañana se levanta pronto esta niebla y podemos emprender la marcha...
- Si, quizá sí, hasta mañana - dijo Marcus y este también se fue
- Igualmente - contesté, acto seguido le choqué la mano a Zed algo cansada, tanto por la discusión - buenas noches Zed, no pases mucho frío...
- Tranquila Didi - mañana será otro día - bufff y no te alteres más.. anda... no merece la pena

Aparté los ojos dudosa y me retiré a mi tienda.

La noche fue difícil, hacía bastante frío y por mucho que me tapara parecía que se me estuviera formando escarcha en las articulaciones. Intenté concentrarme en la luz de la hoguera que alumbraba fuera, cálida, pero en cuanto llego la niebla se fue apagando hasta extinguirse. La noche tampoco fue silenciosa, las bestias campaban  fuera y aullaban, algunas, demasiado cerca del campamento. Temí que algún oso o puma o una manada de lobos oliera las provisiones de las tiendas y nos atacara. 

- ¡Ei! Despierta, no estamos aquí de vacaciones - entreabrí los ojos aturdida, una voz femenina me hablaba - ¡que te levantes! - de repente me golpeó mi mejilla repetidas veces

Terminé de despertarme de mala hostia y de un salto, Nicole salía entonces de mi tienda a toda prisa. No solo tenía un dolor de cabeza terrible por haber dormido poco, sino que encima me despertaban de malas formas. Tenía la mejillas dolorida por las bofetadas. Me terminé de vestir y salí enérgica de la tienda.

- Joder, menudas galletas me has dado, maldita - dije acariciándome la mejilla
- Así ya no necesitas desayunar - dijo Nicole sonriendo satisfecha

Zed me miró y me pasó una bolsa con fruta y bizcochitos para desayunar.

- Gracias Zed
- De nada 

Notaba la humedad en el ambiente, un viento helado se estaba levantando. Miré al cielo que se empezaba a nublar amenazadoramente.

- Hay que moverse - avisé - tenemos que desmontar el campamento e irnos, antes de que nos alcancé la tormenta
- Ahora te han entrado las prisas - rió Nicole sarcástica, yo puse los ojos en blanco, la ignoré y fui a mi tienda para desmontarla

Media hora más tarde nos pusimos en camino, el cielo estaba totalmente cubierto de oscuros nubarrones y el aire se estaba cargando de electricidad estática y humedad. Debíamos encontrar pronto una cueva, antes de que estallara la tormenta. Cruzamos parte del bosque hasta llegar a una pared de piedra de la montaña.

- Fijaos en las rocas, tenemos que encontrar una cueva cuanto antes para refugiarnos - anunció Zed
- Deberíamos avanzar un poco más, vamos retrasados - dijo Marcus, justo en ese momento empezaron a caer unas tímidas gotas de aguanieve
- Estoy de acuerdo contigo - dijo Nicole - cuanto más avancemos más pronto alcanzaremos nuestro objetivo
- No - interferí -  ya ha empezado a llover y no me extrañaría que nevara, dentro de poco el terreno estará impracticable y la capa de nieve no será estable, podríamos correr peligro si se provoca un alud en la cumbre - me ajusté los guantes y saqué el chubasquero de la mochila - por no decir el barro, viento y frío que tampoco ayudan...
- Quizás... supongo que tienes razón - manifestó Marcus, Nicole resignada asintió también << Al menos se puede razonar con ella un poco... ¿o será porque Marcus me ha dado la razón? >>

La lluvia arreció y la acompañaba un viento helado, sin embargo, afortunadamente encontramos una obertura en la pared donde cabíamos todos cómodamente, nos apiñamos todos juntos para conservar mejor el calor ya que no podíamos encender un fuego. Estábamos todos callados, tan solo se oía el eco de la lluvia y los truenos que habían empezado a retumbar. Decidí romper el silencio.

- Es peor de como lo recordaba - me acomodé contra Zed y me arrebujé en mi abrigo, el estiró su brazo para abrazarme amistosamente - me he reblandecido en la ciudad - Marcus y Zed rieron a la vez, Nicole parecía ignorarme deliberadamente
- Aun así seguro que soportas más que nosotros - contestó Marcus, yo respondí con una sonrisa
- Espero que para la noche despeje, así podremos guiarnos con las cartas estelares, si no poco podremos hacer, es como caminar a ciegas - nadie protestó - quizá deberíamos dormir un poco después, para mantenernos despiertos durante la noche
- Pues entonces voy a comer un poco para que me entre la morriña - anunció Zed y acto seguido se puso a escarbar en la mochila, sacó bocadillos fríos para todos y nos los lanzó
- La verdad no hay muchas ganas de comer nada frío - protesté - con lo rico que estaría tomarse ahora un buen caldito caliente con carne... 
- Es lo que hay... - dijo Nicole dándole un mordisco al suyo - no podemos permitirnos caprichos
- Lo se.. lo sé, pero puedo soñar, ¿no? - mordí mi porción - podría intentar cazar algo cuando amaine, la próxima vez que encendamos un fuego no estaría mal cocinar algo y comérselo caliente 

Después de varias horas pasadas por agua, nieve y viento por fin empezó a despejarse el cielo y pudimos salir del escondrijo para seguir la marcha. Seguimos ascendiendo por la cara sur del monte, iba preparada siempre con una saeta en el arco por si aparecía una presa que no escapase, gracias a ello cacé un par de liebres que buscaban su madriguera entre la nieve. Los compañeros se alegraron de mi hazaña y me felicitaron, incluso Nicole elogió mis habilidades un poco a regañadientes.

El camino que tomamos era complicado, el espeso bosque era sustituido por rocas frías y cortantes, nos asomamos a un saliente por el que se observaba mejor todo el valle meridional, era una magnifica panorámica. Zed me pidió los prismáticos para observar mejor.

- La verdad... no se si estamos en el buen camino... - giró la cabeza poco a poco inspeccionando todos los rincones - no hemos podido fijarnos en las estrellas desde que hemos llegado y la verdad tampoco se interpretar muy bien ese mapa astrológico - se apartó y me miró con incertidumbre - ¿tu entiendes algo? 
- En realidad si... las constelaciones que marcaba el libro son las que se ven alrededor de la luna, la constelación de Chandra que tiene forma de loto está a la izquierda y la constelación Raju que tiene forma de arco y está a la derecha por último esta la constelación de Selene que tiene las estrellas más brillantes, se encuentra justo debajo del satélite - Zed ahora me miraba aún más intrigado, al igual que los otros del grupo que se habían acercado a escucharme
- ¿Dónde has aprendido todo eso? - me pregunto Marcus, Zed tenía la misma pregunta rondándole, encogí los hombros
- En un libro de la biblioteca, parecía interesante. La leyenda dice que la constelación de Raju es la cola de un demonio y que cuando se enfada se posa encima de la Luna tapándola, así se hacen los eclipses solares y lunares
- Muy interesante Diana, pero deberíamos ver si aparecen esas ruinas del templo - Nicole le cogió los prismáticos a Zed para mirar ella - ya nos contaras el restos de mitos en otro momento 
- Claro - repliqué. Nos minutos más tarde un grito de Nicole nos alertó a todos - ¿Qué ocurre? - me acerqué alarmada
- ¡Allí!, ¡allí! Hay una ruinas - gritó alterada, Marcus le arrebató los prismáticos
- ¿Dónde? - preguntó
- Junto a la pared, apenas se ven las columnas derruidas porque son blancas como la nieve de alrededor... fíjate, tiene varios matojos entre las piedras y creo que había un tronco volcado
- Lo vi, es cierto - Marcus giró la cabeza hacia nosotros - ¿Será el templo que andamos buscando? Se supone que está bajo las indicaciones estelares, ¿no? - me miró buscando aprobación
- Creo que si, puede ser ese
- ¿Y a que esperamos?  Vamos - gritó Zed

La ruta para llegar allí iba ser difícil, teníamos que pasar por un corredor estrecho pegado a la pared y con un precipicio de varios metros al otro lado, debíamos pasar en fila de uno y tener cuidado pues con la nieve el terreno era traicionero. Con la mochila a cuestas además teníamos poco espacio para maniobrar.

No llevábamos ni la mitad del camino cuando... Nicole tropezó con una piedra escondida entre la nieve y resbaló hasta el borde del precipicio.

- ¡Ahhhh! - gritaba alarmada al ver que se resbalaba cada vez más de la tierra - ¡Ayudadme por favor!¡Socorroooo! - se le empezaron a salir las lágrimas de pánico en cuanto vio la altura de la que caería

Rápidamente busqué apoyo en el suelo con mis botas y cogí de su brazo derecho, tirando de ella con toda la fuerza que pude, del esfuerzo, se me resbaló una bota y la nieve y la tierra se escurrió por el precipicio. Por el otro lado Marcus y Zed también tiraban de ella como podían, de su brazo izquierdo. Fueron unos largos segundos muy tensos pero finalmente conseguimos entre los dos elevarla hasta arriba. Cuando sus pies estaban ya seguros sobre tierra firme, la muchacha respiró hondo de alivio y me abrazó agradecida con las lágrimas aun escurriéndose por las mejillas.

- Gracias Diana. Te debo la vida - Nicole giró la cabeza - a vosotros también, Marcus, Zed
- No tienes que dar las gracias por nada. Somos un equipo y nadie queda atrás - alcé la vista y miré uno por uno a mis compañeros - Debemos confiar los unos con los otros, para eso somos compañeros
- Yo no he sido buena compañera tuya - Nicole bajó la cabeza avergonzada - tenía celos de ti, la verdad es que eres mejor que yo y sin duda te mereces tu puesto, los aplausos y estar aquí. Siento haberte menospreciado. Te pido perdón - le agarré de su barbilla levantándole la cabeza
- Te perdono
- Chicas, está muy bien que seáis ahora amigas, muy emotivo, pero moveos. Ya habrá mejor lugar que este para abrazos y hablar - le dio una patada a una pequeña piedra que rodo hasta el borde del precipicio y cayó - no quisiera otro infortunio

Seguimos la marcha por poco tiempo, un poco más adelante un muflón que se encontraba en un peñasco un poco más arriba de nosotros pegó un berrido que retumbó en toda la cumbre, fue entonces cuando empezó nuestra verdadera pesadilla. Me cayó una pequeña piedra a la cabeza, luego cayó otra, y otra más. Una bandada de pájaros salieron graznando alterados de entre los árboles. La montaña comenzó a temblar.

- ¡Corred!¡Aluuuuuud! - grité alarmada, la nieve comenzaba a salpicarnos desde arriba


Miré hacia arriba horrorizada como se levantaba el polvo de nieve y se arrancaban los árboles según avanzaba la avalancha. Ya casi habíamos salido de aquel angosto camino. Corríamos contrarreloj, pero el alud era más rápido, en aquel caos el suelo a pies cedió al caer unas rocas y nieve y tropecé cayendo al vacío. Solté un grito ahogado por la impresión. Me magullé al caer desde esa altura, me debí de romper algún hueso porque no podía ponerme en pie, sin embargo no tuve un segundo para quejarme del dolor. Activé mi escudo justo antes de que me arrollara la avalancha de nieve y me envolvió como una ola, lo orbes que giraban a  mi alrededor estallaron casi al instante por el impacto de la nieve. Notaba un peso enorme que me aprisionaba las costillas y no me dejaba respirar, todo daba vueltas mareándome y apenas sentía mi cuerpo por el frío, de repente sentí un agudo dolor en mi cabeza y todo se hizo negro. 

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